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21 junio 2005

Jo Shapcott

The Mad Cow in Love

I want to be an angel and really think
I’m getting there with this mind of mine,
shrinking every day toward the cleanness,
the size of a baby animal’s brain.
Trouble is, I want you to be an angel too
─ and want that more if anything. It’s one
of those demands I can’t raise just like that,
evenings, when we’re reading our different newspapers
you scanning your pages and me mine for an item
to start speech, make mouths smile, knees touch─something
in all that murder and mayhem to launch love.
You tell me you’re looking for news of the self.
Do you want to be an angel? I know
the answer already and it’s rough medicine.
But hink of all the kinds there are, as many
as the different degrees of reaching
for the good. You might get away without
searching for the soul at all those places,
today at least, you’d rather not get to know.
And angels do a variety of jobs:
the post of perpetual adoration might suit,
or divine messenger but I fancy for you
the government of the stars and all the elements.
I know you well enough to choose, after all this time
as foreign correspondent on the track of who you are,
looking for leads: your last screw, the food
you threw away, your strategic approaches
for living through the next hour. I don’t mean it,
though, any of it. I want you earthly,
including all the global terrors and harms
which might come when we fall backwards
into the world of horn and hoof.


La vaca loca enamorada

Quiero ser un ángel y en verdad pienso
que con mi mente estoy llegando a ello,
empequeñeciendo cada día hacia la limpieza,
el tamaño de un cerebro de cría animal.
El problema es que quiero que seas tú también un ángel
─y eso quiero más que nada. Es una
de esas demandas que no puedo presentar porque sí,
en las noches, cuando estamos leyendo diferentes periódicos,
tú ojeando tus páginas y yo las mías buscando algo
de que hablar, que haga que las bocas sonrían, que se rocen las rodillas,
algo que en todo este asesinato y caos que dispare el amor.
Me dices que estás buscando noticias sobre el yo.
¿Quieres ser un ángel? Sé ya
la respuesta y es medicina pura.
Pero piensa en todos los tipos que hay, tantos
como grados distintos de alcanzar
el bien. Podrías alejarte sin
buscar el alma en todos esos lugares,
hoy al menos, mejor que no lo sepas.
Y los ángeles tienen variedad en sus trabajos:
te quedaría el puesto de adoración perpetua
o de mensajero divino pero para ti me gusta
el gobierno de las estrellas y todos los elementos.
Te conozco lo bastante como para elegir, tras este tiempo
como corresponsal extranjero tras la pista de quién eres,
buscando titulares: tu última cogida, la comida
que tiraste, tus acercamientos estratégicos
para vivir la hora siguiente. No quise decir,
sin embargo, nada de eso. Te quiero terrestre,
incluyendo todos los terrores globales y los daños
que sobrevendrían cuando cayéramos de espaldas
al mundo del cuerno y la pezuña.

4 Comments:

  • At 4:05 p. m., Blogger Dorix said…

    Me encanta, me encanta!!!!!

     
  • At 4:07 p. m., Blogger Luis Boiler said…

    Jornada 7 del Blog parásito del Boiler.

    Una revelación: ser parásito no se limita a ocupar espacios ajenos, sino a robar sustancia. Ahora posteare ideas y hallazgos ajenos en espacios ajenos. El Boiler cae bajo, muy bajo.

    Respuesta a expresa a una pregunta del Justes (robada de un blog mexicano/español, que no vale la pena y al que no creo volver jamás):

    "En Estados Unidos, en la Gran Manzana, un homeless puede llegar a ganar más de 100 mil dólares al año. A ésta conclusión llegaron los periodistas del diario neoyorquino, New York Post, que esta semana cuentan la historia de una falsa mendiga, una chica de 36 años, que vivía con su pareja en un apartamento de la calle 123 del Bronx.

    Resulta que Paula Headley, así se llama, se plantaba junto a la tienda de Louis Vuitton de la Quinta Avenida, en la calle 57, y envuelta en una manta blanca y con una cara de dolor y sufrimiento, conmovía hasta al transeúnte menos solidario. Los reporteros la siguieron y vieron cómo en un buen día obtenía 200 dólares. Luego, con la limosna en el bolsillo, desaparecía entre la gente, entraba en una cabina telefónica y, en una transformación similar a Supermán, aparecía con atuendo de jogging, como si fuera un corredor que viene de Central Park, y se iba a tomar el metro.

    Luego de que el periódico contara la historia, la joven tuvo todo tipo de reacciones por parte de los lectores: desde quienes la consideraban "una artista" hasta los trabajadores que se quejaban de que ellos ganaban bastante menos..."

    Sería lindo imaginar que Paula Headley, bibliófila irredenta, tras adoptar su disfraz de corredora y tomar el metro, deambulara entre sus líneas por un rato - sólo para despistar - y eventualmente apareciera por la calle 46 (entre la avenida 5 y la Madison) para cruzar la puerta de Gotham Bookmart, donde ese ser adusto, alto y de cabello desordenado la llevará hacia esa habitación al fondo, dónde esperan los pedidos de la semana, quizás una primera edición de Elliot, un polvoso ejemplar de Donne, la unica edición de "A" en todo New York, algo de Carroll, para variar.

     
  • At 5:24 p. m., Blogger Dorix said…

    Buaaaaaaaa!!!! Gana mucho más que yo, evidentemente.

     
  • At 7:07 p. m., Blogger RicardoColunga said…

    IM-PRE-SIO-NAN-TE.

     

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