Un poema de Nuno Júdice (Traducción de Luis B. Cortes)
Alguien al fin respondió, gracias Luis, a mis peticiones de ayuda, pero el tiempo que tenía previsto de descanso lo pasé en conversación con el traductor de hoy. Así que gané un amigo y un poco más de inteligencia, pero no tiempo. Gracias de nuevo, Luis. Y el poema vale la pena. Porque el sueño es que envejezcan y envejecer junto a ellas.
Gosto das mulheres que envelhecem
Gosto das
mulheres que envelhecem,
com a pressa das suas rugas, os cabelos
caídos pelos ombros negros do vestido,
o olhar que se perde na tristeza
dos reposteiros. Essas mulheres sentam-se
nos cantos das salas, olham para fora,
para o átrio que não vejo, de onde estou,
embora adivinhe aí a presença de
outras mulheres, sentadas em bancos
de madeira, folheando revistas
baratas. As mulheres que envelhecem
sentem que as olho, que admiro os seus gestos
lentos, que amo o trabalho subterrâneo
do tempo nos seus seios. Por isso esperam
que o dia corra nesta sala sem luz,
evitam sair para a rua, e dizem baixo,
por vezes, essa elegia que só os seus lábios
podem cantar.
Me gustan las mujeres que envejecen
Me gustan
las mujeres que envejecen
como prisioneras de sus arrugas, los cabellos
cayendo por los negros hombros del vestido,
la mirada que se pierde en la tristeza
de los cortinados. Esas mujeres se sientan
en las cornisas de las salas, mirando para afuera,
para el atrio que no veo, desde donde estoy,
aunque adivine ahí la presencia de
otras mujeres, sentadas en bancos
de madera, hojeando revistas
baratas. Las mujeres que envejecen
sienten que las miro, que admiro sus gestos
lentos, que amo el trabajo subterráneo
del tiempo en sus senos. Por esos esperan
que el día corra en esta sala sin luz,
evitan salir a la calle, y dicen quedo,
varias veces, esa elegía que sólo sus labios
pueden cantar.
Gosto das mulheres que envelhecem
Gosto das
mulheres que envelhecem,
com a pressa das suas rugas, os cabelos
caídos pelos ombros negros do vestido,
o olhar que se perde na tristeza
dos reposteiros. Essas mulheres sentam-se
nos cantos das salas, olham para fora,
para o átrio que não vejo, de onde estou,
embora adivinhe aí a presença de
outras mulheres, sentadas em bancos
de madeira, folheando revistas
baratas. As mulheres que envelhecem
sentem que as olho, que admiro os seus gestos
lentos, que amo o trabalho subterrâneo
do tempo nos seus seios. Por isso esperam
que o dia corra nesta sala sem luz,
evitam sair para a rua, e dizem baixo,
por vezes, essa elegia que só os seus lábios
podem cantar.
Me gustan las mujeres que envejecen
Me gustan
las mujeres que envejecen
como prisioneras de sus arrugas, los cabellos
cayendo por los negros hombros del vestido,
la mirada que se pierde en la tristeza
de los cortinados. Esas mujeres se sientan
en las cornisas de las salas, mirando para afuera,
para el atrio que no veo, desde donde estoy,
aunque adivine ahí la presencia de
otras mujeres, sentadas en bancos
de madera, hojeando revistas
baratas. Las mujeres que envejecen
sienten que las miro, que admiro sus gestos
lentos, que amo el trabajo subterráneo
del tiempo en sus senos. Por esos esperan
que el día corra en esta sala sin luz,
evitan salir a la calle, y dicen quedo,
varias veces, esa elegía que sólo sus labios
pueden cantar.
2 Comments:
At 3:04 p. m., Anónimo said…
Cuando los talentos se reúnen y encuentran afinidad es una promesa de una futura cosecha anhelada.
Felicidades a Luis y a Justes por el feliz encuentro.
At 10:48 a. m., RicardoColunga said…
Este es bueno.
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